Entre los ataques se incluyen múltiples intentos de secuestrar a soldados, bombardeos masivos, fuego de cohetes Katyusha y numerosos ataques con disparos.
Durante esta incursión, Ahmad resultó herido mortalmente por los disparos de las fuerzas ocupantes israelíes mientras jugaba con sus amigos fuera de su casa.
Los niños que se encontraban en una escuela fueron objeto de disparos y una niña fue brutalmente ejecutada cuando se dirigía inocentemente a la escuela.
Los agentes de la policía nacional fueron atacados en varias ocasiones y, según el Director General de la Policía, 45 agentes fueron asesinados el año pasado.
Los incidentes con bala ocurridos en la Ribera Occidental, en particular, se cobraron la vida de varios colonos israelíes, y la frecuencia de dichos incidentes aumentó significativamente.
En el sector de Zugdidi la situación en general ha estado en calma, si bien se informó de varios incidentes delictivos, incluidos un asesinato, dos tiroteos y siete robos.
En lo concerniente al vecino país, Uzbekistán, debe realizarse una investigación internacional independiente de las denuncias de tiroteos en Andijan y los acusados han de ser juzgados pública e imparcialmente.
Además, los días 25 de marzo y 8 de abril se disparó contra vehículos de la MINUSTAH que transportaban personal civil y contratistas; una persona resultó ligeramente herida en el segundo incidente.
En el campamento de Iridimi, se disparó contra tres refugiados cuando los refugiados que se oponían a la operación de nueva inscripción chocaron con la policía chadiana encargada de la seguridad del campamento.
La Comisión tuvo conocimiento de algunos elementos que corroboraron las denuncias de que 28 hombres desarmados que intentaron entregarse en la comisaría de policía de Kailek habían sido fusilados y sólo uno sobrevivió.
La situación en el sector de Gali ha permanecido relativamente tranquila, aunque continuó la actividad delictiva; se registraron 11 casos de robo a mano armada, un tiroteo, un secuestro, cinco detenciones y una explosión.