Subieron los tres pisos empinados hasta una mansarda con una sola claraboya que daba a un cielo de ceniza, y atravesada por una cuerda con ropa puesta a secar.
Yo hago música pensando en lo que a mí me pasa y en que necesito hacer música y que si no hago música mi vida se vuelve totalmente gris, es como que no tiene un norte y no tiene color, no tiene sentimiento.