6.Querría que mi vestido estuviese acabado para el baile oficial -respondió ella-. He mandado bordar en él unas pasionarias, ¡pero son tan perezosas las costureras!
7.Pero lo hice con gusto, no crea: me encantaba coser y tenía mano, así que aprendí, me esforcé, perseveré y me convertí con el tiempo en una buena costurera.
8.Acá tampoco. - Mi madre, claro, las latas esas las reconvertía en estuches para guardar las cosas de coser, y eso. Las cosas de costura, de costurera.
9.De aquel lugar, sin embargo, nos espantó una vecina: en el edificio de al lado residía una de las mejores modistas de la ciudad, una costurera de cierta edad y sólido prestigio.
10.– Está nevando y van desnudos ¡Seguro que los pobrecillos pasan mucho frío! Yo podría hacerles algo de ropa para que se abriguen bien ¡Recuerda que soy una magnífica costurera!
11.La Golondrina saltó a la habitación y puso el gran rubí en la mesa, sobre el dedal de la costurera. Luego revoloteó suavemente alrededor del lecho, abanicando con sus alas la cara del niño.
12.Y había finalmente varios puñados de costureras de poco fuste que hacían rondas por las casas, lo mismo cortando batas de percal que reconvirtiendo vestidos heredados, cogiendo bajos o remendando los tomates de los calcetines.
13.El mío se lo debo a Manuela Malasaña, una apasionada costurera convertida en heroína popular en el levantamiento contra las tropas napoleónicas del 2 de mayo de 1808, fecha que da nombre a la más importante de mis plazas.
15.Hijo de costurera, triunfó muy pronto en París y fue el referente de todos los diseñadores de la época por la elegancia, perfección y la discreccion de su vida llevada a la alta costura.
16.Manola era una costurera del barrio y salió a la calle ese 2 de mayo de 1808 con tan sólo unas tijeras de coser frente a los fusiles, las bayonetas y los cañones del ejército francés