Don Benjamín dejó pasar a su esposa, que asomó desgreñada, con un seno colgando sobre el camisón de indiana amarilla y el otro enredado en el escapulario de la Virgen del Carmen.
Cocinamos sándwiches, obviamente, de apuno, de cerdo, de pescado, pero también sándwiches de sesos, de ojos, de ubre, de útero y hasta de tarántula, para que me crean.
O, ya sabes, mendigar por la calle. Claro que eso ayuda si tienes un poco de estas... (se saca un poco los pechos y los mueve) ... moviendose. ¡Wow! ¡Todavia puedo!