5.Aureliano Segundo se volvió gordo, violáceo, atortugado, a consecuencia de un apetito apenas comparable al de José Arcadio cuando regresó de la vuelta al mundo.
6.Me pareció muy alto; era un hombre de piel cetrina, de entrecerrados ojos negros, de insolente nariz, de carnosos labios, de barba azafranada, de pecho fuerte, de andar seguro y silencioso.
8.Iba vestida con unos calzones bombachos de cenefas coloradas que provocaron el escándalo de las señoras mayores y el desconcierto de los caballeros, pero nadie fue indiferente a su destreza.
9.Sus sentidos se habían vuelto maravillosamente agudos; podían oír y calibrar el menor gesto de un hombre que se encontraba a una docena de pasos de distancia, podían incluso oír el latido de su corazón.