Y quienes viven allí durante mucho tiempo pueden sufrir de problemas como cefalea, insomnio, fatiga, pérdida de apetito, dolores musculares y articulares.
La depresión puede intensificar notablemente los antojos de comida específicos, que llegan a percibirse como el único placer de la vida… pero que nunca te satisfacen realmente, y siempre quieres más.
Marilla tenía algo que decir a Ana, pero no lo dijo entonces pues sabía que la subsecuente excitación de la niña la arrancaría de asuntos tan materiales como el apetito.